07 Aprendizaje e Inacabados

0033. ATENTADO CONTRA UNA COHABITACIÓN EFÍMERA. (1984)

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La idea parte de un período de tiempo en el cual me interesé por estudiar y profundizar en los maravillosos paisajes venecianos de la obra de “Giovanni Antonio Canal - Canaletto - veneciano” cuyas imágenes quise extrapolar a una época contemporánea reflejándola sobre un paisaje surrealista puramente Daliniano. Un planteamiento simplemete absurdo como en sí lo es esta tendencia, en la cual aparecerían unidas pero no mezcladas ambas imágenes, por lo que proyecté una franja que imitara a la rotura del papel de soporte para que en su parte posterior se puedieren divisar los palacios venecianos. Obra inacabada, apenas esbozada que nunca volví a retomar.

0018. BODEGÓN DEL TERCIOPELO. (1976-77-78)

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Las primeras pruebas que quise hacer con aquellos 12 pequeños tubos al óleo que mi madre me regaló y que bien recuerdo venían bellamente presentados en una pequeña caja de cartón decorada con fondo verde oscuro (uno de los mejores reaglos de mi vida) no quise desaprovecharlos con cualquier motivo y para hacer algo que imitara a las obras clásicas, siempre tan bien valoradas pero con un motivo más actual, preferí crear un bodegón casero con los utensilios de comida que solía tener mi padre sobre la mesa. Nunca se sentaba a comer eso sí, sin su vaso de tinto, igualmente eran de su gusto algunos higos, pimientos que le encantaban (aún sin cocinar por supuesto) y lo que nunca habría de faltar… el sifón  con su peculiar envase enfundado en un protector de plástico o bebida similar refrescante para mezclar con el vino.

0059. DESEO SOBRE UNA SOFISTICACIÓN ARBITRARIA. (1985)

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Mi principal inquietud durante esta etapa se centró en la habilidad técnica. Pretendía lograr un efecto de ligereza, soltura y naturalidad en mis trazos y comencé por aplicar una amplia base de color irregular al liezo, tal y como solían hacer los clásicos, pero de forma muy velada, suave y a capas líquidas permitiendo que se pudiese vislumbrar el fondo blanco y la textura de la tela, evitando así el empaste. Sobre una primera y sútil capa aplicaría nuevos trazos de mayor intensidad y fuerza para acabar añadiendo rasgos lineales que ubicaran el interés y definieran la posición visual a la que debería de acudir el observador. Un punto de comienzo a la experimentación.

0066. JOVEN CON PRISMÁTICOS. (1994)

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Mi tiempo de recreo vacacional en compañía de mis padres en la playa de poninente de Benidorm eran un clásico todos los veranos desde que yo cumplí los nueve años. Cierto es que mi juventud más loca y rebelde de la adolescencia se fraguó allí y que realmente llegaron a ser unos espléndidos años en los que mi personalidad conoció el otro aspecto desenfadado de la vida. Todos estos años antes de que comenzaran mis periplos por el resto del planeta, me resultó muy fructífero establecer contacto con gentes de otros países, con distinto idioma, otra cultura y educación a la que yo había estado acostumbrado sobretodo para perder ese miedo y comenzar a intrigarme todo aquello que había fuera de nuestras fronteras. Observaba muy atentamente su comportamiento y absorvía parte de su modo de actuar, su educación. Las tardes en la terraza del apartamento se prestaban a observar el maravilloso paisaje y lejanas vistas de que disponíamos. Uno u otro siempre recurríamos a los prismáticos para observar lo que fraguaba en la playa, en las costas o simplemente ver más de cerca los barcos que surcaban el horizonte.

0043. BANAL APTITUD. (1985)

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La forma era lo menos importante entre las tendencias que marcaron el comienzo del siglo XX, el expresionismo abstracto inundó con rapidez el ámbito artístico, ya no era necesario ser estudiante académico para ser artista. Estos principios que asumió literalmente con rapidez el arte conceptual acabó rompiendo el mundo artísitco en dos proclamas, los más ortodoxos que nunca renunciaron al realismo e incluso al hiperrealismo para hacer valer el arte y los más insurgentes que veían en la imperfección una forma de manifestación interior menos banal. Yo que en el estudio de los clásicos comencé a saturarme de cuerpos, figuras y paisajes, decidí probar a experimentar en el campo de la abstracción pero haciendo sugerentes guiños a las formas que no dejaban de sugerirme esos objetos u elementos que tenía alrededor. Banal aptitud es una descaga de despreocupación por lo que entonces hacía, a la vez que la representación de dos piezas de la fruta del plátano, que siempre me ha resultado gratamente placentera.

0017. CRISTO MUERTO. (1976-77-78)

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Quedé realmente fascinado al contemplar por primera vez el cuadro del “Cristo de San Juan” de “Salvador Dalí”. Es una obra que te llega a marcar , más aún cuando eres adolescente y tienes la gran sensibilidad que te permita captar la grandeza, elegancia y majestuosidad con que las luces inciden sobre el cuerpo en perspectiva de caída del cuerpo crucificado. Realmente esta obra marcó un punto muy importante de inflexión en mi vida con respecto a la definición de lo que me gustaría ser y comencé por imitar, a mi manera, tan grandioso tema. El resultado fue “Cristo muerto” que es la sucesión de la historia pero en este caso Cristo yace sobre toda la humanidad.

0022. EMBRIAGUEZ DE NOÉ. (1979)

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Formando parte de esa mi etapa mística de los primeros años de juventud, surgió la idea de plasmar el capítulo de la narración de la historia de la embiaguez de “Noé”. Tras unos primeros bocetos a lápiz, me propuse realizar mi primer trabajo de composición y plantemiento propios sobre tela y al óleo. Creía necesario empezar a copiar a lo grandes maestros clásicos barrocos y renacentistas con grandes obras, hecho que se produjo gracias a que un día, en el habitáculo que poseía en un local situado en el centro de la plaza de la localidad el por éntonces pracitante (ATS) del municipio en el cual almacenaba una serie de cuadros de temática religiosa pintados por él mismo y de bella factura, logré divisar a través de los cristales de la ventana de su local que daba a la calle, obras que me asombraron y me animaron a imitar su práctica.

  

0036. EL JARDÍN QUE NO FUE EL DE MI INFANCIA. (1984)

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La casa de mis padres contaba en su parte trasera con un amplio patio cuya mitad de la superficie con el tiempo se alicató para hacerlo más cómodo y poder disfrutar así, en las noches de verano de amenas cenas y charlas familiares con los vecinos delante de un televisor que conectado a un largo cable de antena al interior de la vivienda, mi padre transportaba en un carro de ruedas habilitado para dicho fín. El resto del patio, aún más bello, se adornaba con multitud de maceteros de coloridas flores muy bien cuidadas, dispuestos en dos alturas arropados de pequeños árbolitos frutales que por las mañanas o tardes ya anochecidas se solían rega. El frescor de la tierra húmeda y la sombra de que se disfrutaba en las mañanas de verano eran encomiables. Todo ello generaba una gran cantidad de trabajo, pero recuerdo que me encantaba y deseaba imitar a mi padre cada vez que le veía dar brochazos para restaurar la pintura de los tiestos, acabando finalmente por sustituirle yo y uno tras otro pintarlos todos los años. Éste bello jardín  fue en  su primera etapa, la época de mi infancia, una pequeña granja de arena que disponía de un gran palomar, un gallinero y un habitáculo para un par de cerdos.

0045. EN BUSCA DE UN PARAJE FOTOGRÁFICO. (1989)

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A medida que crecía me iba volviendo cada vez más impaciente y deseaba ver rápidamente los resultados de mi trabajo, por lo que intentaba realizar pinturas más ágiles con una factura menos metódica y detallada, encontraba en ello sobretodo la frescura que no se lograba con la planificación. En un futuro sin duda esta forma de ser y de actuar me ayudaría a crear mi particular tendencia “Simbiosismo” que está muy acorde con la velocidad y la forma de proceder de los actuales tiempos. La obra en realidad esta inacabada a pesar de aparentar detalle alguno, pues la idea era añadirle profundiad y algún que otro elemento en el camino que serían los que equilibrarían el tema, pero una vez más me pudo el inconformismo y a mitad del trabajo me dí cuenta que un simple paisaje por muy bellas que fueran las obras de los impresionistas, que fueron quienes me inspiraron este trabajo, no consumaba mi inquietudes. Yo deseaba contar cosas dentro de mis cuadros no plasmar imágenes.

 

0037. ENSAYO INAPETENTE. (1984)

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Comienza un período de incertidumbre en mi vida resultado por un lado de la falta de apoyos que carezco en mi entorno con respecto a mi deseo de dedicarme al arte y por otro del rumbo que han tomado las nuevas tendencias artísticas, en las que me resulta difícil encontrar méritos artísticos suficientes para obtener su admiración y simpatía. En este tiempo pinto, pero no con excesiva ilusión, desmotivado por falta de rumbo y de perspectivas a las que agarrarme. Llega ese momento en el cual me estoy planteando hacer un giro en mi forma de trabajar, olvidándome de lo conocido y aprendido hasta entonces, pero me encuentro perdido, desconozco las directrices que toma el arte moderno y doy palos de ciego. Comienzo a visitar exposiciones de artistas de vanguardia y reconozco que algunos no sé por donde cogerlos. Mi mente esta confusa y decido olvidarme de la perfección, deseo probar y ensayar, ser menos plástico y más discrepante.” Jarrón y perdices disecadas que adornaron el salón de la casa de mis padres.”

0038. FUSTRACIÓN. (1984)

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Puede que algo dentro de mí se estuviera revelando, puede que tan solo fuera la tensión que acumulaba mi impotencia ante la situación que estaba viviendo y con la emotividad que en esa etapa se vivía, pero mi inconformismo era evidente, algo dentro de mí se negaba a asumir la realidad que me había tocado vivir y esa fustración y nerviosismo en mucho me ayudó la música a mitigarla. Toda esa amplia colección de música que teníamos en casa era una ayuda y su influencia fue importante en alguna obra de mi pintura, pues todos esos vinilos se presentaban bellamente decorados con portadas de impactantes imágenes. Los Lp’s se catalogaban y valoraban entre mis compañeros de clase por la originalidad de sus portadas. Esta obra tiene mucho de esa mezcla de mi situación personal y mis gustos, en cierta forma era similitud de una portada del disco del grupo alemán “Scorpions” en la que aparecía la cabeza vendada de un individuo de bigote a voz en grito con sus ojos tapados por dos tenedores “Blackout”.

 

0011. INVOCACIÓN A UN DIOS. (1979)

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Mi segunda obra al óleo, tras el “bodegón de terciopelo” realizada igualmente en cartón, fue ésta composición basada en una historia totalmente inventada que transcurre en la habitación de un alto cargo romano durante el período de máximo explendor del dicha civilización. Éste se hace acompañar de fieles colaboradores y sucede que sin motivo alguno se hace manifiesta la imagen de Cristo en una pequeña hoguera que se expande de manera significativa, provocando el asombro y sorpresa de los presentes. Uno intenta arrancar los cortinajes para aplacar dicho fuego y otro cae al suelo por la misma impresión arrastrando con él la mesa y objetos que esta sustenta. Por entonces el cristianismo traía de cabeza a los cónsules y emperadores romanos y esto era como un mal sueño hecho castigo.

0061. GLORIFICACIÓN DIVINA AL ENCUENTRO DE UNA IDEALIZACIÓN VIRGINAL. (1985)

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En ese impass en que me mantuve hasta obtener una estabilidad emocional y en la perpétua búsqueda de encontrarme a mí mismo, hubo un tiempo en el que divagué de un terreno a otro en mi trabajo pasando de la figuración a la abstracción, del formalismo al informalismo, del interés al desinterés con la única intención de llegar a comprender qué era lo que realmente me permitía definirme y expresarme de la mejor manera. A “Pilar, mi pequeña referencia sentimental durante cieto tiempo a la que llegué a idealizar, la añoré lo suficiente como para que permanecira reflejada de una manera u otra en varias de mis obras. Mi sangre que fluía intensamente, pidiendo vida y mi naturaleza activa y nerviosa con fuetes cambios emocionales quedaron reflejados en las desestructuradas formas al estilo “Tapies” cubiertas de pulverizados fondos y añadidos de collage de reproducción renacentista de “Rafael Sancio” presentes en esta obra, trabajada en el lienzo crudo sin fondeado.

0065. PILAR. (1995)

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Pilar fue uno de esos amores de adolescencia que tenía todo lo que un hombre podría buscar en una mujer, era atractiva, dinámica, con estilo, duce, espabilada y simpática pero a su vez con un toque de pícara y experimentada. Algo mayor que yo en edad, lo que nunca fue uninconveniente, pero que no supo cautivar totalmente mi interés en un momento precisamente en el cual yo necesitaba gran apoyo en mis pretensiones para escapar de mi entorno. No fue bien aceptada en mi familia algo con lo que ya contaba, pero ella tampoco hizo grandes esfuerzos por acercar posiciones, lo que no evitó que me enamorara de ella y que pasáramos momentos entrañables en los que hicimos algunas escapadas, como la que se representa en éste lienzo, perteneciente a la escalinata que lleva a la plaza de la fachada de la catedral de Toledo. Pretendía lograr una imagen hiperrealista de ella pero a penas completé las mangas del plumas blanco que ese día llevaba puesto. Se quedó suspendido en el tiempo en el mismo instante en que se enfrió nuestra relación.

0041. DE LO POSIBLE, CONTRA LO IMPOSIBLE, POR LO PROBABLE. (1985)

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Me animaron mis profesores de academia a que presentara alguna obra en un certamen de arte moderno que se celebraba todos los años al que soían asistir parte de los alumnos, pero yo nunca había realizado nada contemporáneo y tuve que improvisar sin apenas tiempo de reacción. Sin duda mis ataduras al academicismo no pudieron evitar aflorar en parte de la obra que realicé y de igual manera que por unas zonas la soltura, la frescura y las ganas de salir del cascarón hicieron juicio aparente, por otro lado mezclé erróneamente partes poco convincentes de elementos que parecían ajenos a la misma, no venían a cuento de nada, no tanto por el color como por el planteamiento lineal de su forma, en realidad creo que faltó algo más de tiempo para analizar el resultado y por ello no la llegué a presentar.

 

0002. TRIDIMENSIONAL. (1975)

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Antes incluso tan siquiera de saber quién era Salvador Dalí y sus cuadros dobles que pretendían generar un efecto tridimensional, ya se me había ocurrido la idea de plasmar en un cuadro el efecto de relieve y profundidad de los distintos planos de los que constaba una imagen. Para ello decidí realizar una reprodución de una lámina que decoraba un precioso cuento de las aventuras del “Capitan Grant” que mi prima “Mari Carmen” me había regalado en un momento de convalecencia de gripe que me postró en cama a temprana edad durante un tiempo. Sobre un fondo de cartulina decoré el paisaje, árboles y edificios del fondo y luego sobre dos cristales transparentes ubiqué distintas figuras según su posición y tamaño, todo realizado en témpera y debido a su poca consistencia hube de sobreponerle otro cristal más encima para protegerlo, enmarcado todo ello por un contorno de madera ornamentada en oro que lo sostenía. El resultado fue esta obra mera y simplemente experimental.

0014. JUAN CARLOS I. (1976-77)

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España había dejado atrás una larga dictadura y comenzaba con ilusión una nueva etapa presidida por un representante real de quien en muchos aspectos y por la amplia mayoría de los sectores se esperaba fuera capaz de cumplir con las espectativas que cada uno anhelaba con  optimismo. No muiy conocedor de la situación pero invadido por el entusiasmo general con el que se recibió el cambio, preparé mi personal homenaje realizando un retrato al estilo oficial uniformado de jefe mayor del ejército del aire, cuerpo de defensa al que sin intuirlo un día ingresaría cumpliendo con la obligación que institucionalmente se me exigia. El modelo representa al monarca con varios libros a sus pies que son los que recogían la constitución y los diversos reglamentos y leyes a las que juró lealtad durante la prorrogación de su mandato. Él siempre pretendió ser un rey próximo, modesto y respetuoso y esa es la imagen que intenté plasmar en su retrato.

 

0009. EZEQUIEL. "MIGUEL ÁNGEL". (1976)

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El sacerdote y profeta "Ezequiel" junto con la síbila "Délfica" fueron dos láminas que un día decidí plasmar en acuarela sobre una cartuina con el fín de una vez enmarcadas, colgarlas para que acompañaran los cabeceros de las camas de la habitación en la cual dormíamos mi hermano y yo, situada en la primera planta de nuestra antigua y aún no remodelada casa. En realidad estos trabajos, aunque mayormente realizados en acuarela, contaban con añadiduras de témpera tales como el halo, el simulado cuarteado de los fondos e incluso algunos toques de blanco sobre las telas. Por entonces, muy nobel aún en mis trabajos, me preocupaba más el hecho de captar el carácter y la intensidad del gesto de las figuras que en establecer una buena proporcionalidad en sus partes.

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